lunes, 31 de agosto de 2009

ISINBAYEVA. ¿QUIEN HABLÓ DE FRACASO?.

Estaba siguiendo en el último mundial de atletismo celebrado en Berlín algunas de las pruebas que me resultaban más interesantes, sobre todo aquellas en la que se preveían que se batieran récords del mundo. Entre ellas se encontraba la final femenina de salto con pértiga. Reconozco que me resulta una prueba "muy atractiva". Elena Isinbayeva, gran favorita y hasta la fecha quien había volado más alto en esta disciplina, se preparaba para renovar su cetro mundial contando con serias posibilidades de superar la altura de 5,05 del actual récord.

Contra pronostico tres nulos dejaron a esta deportista sin posibilidades de revalidar su título. Ante una imagen desoladora de Isinbayeva, abatida ante el fracaso y si encontrar consuelo, se proclamó campeona del mundo la polaca Anna Rogowska.

¿FRACASO.......?. Pues bien, Isinbayeva acudió una semana después de la finalización de los mundiales de atletismo a la reunión de Zúrich. En su primer salto alcanzó la altura de 5,06 batiendo el récord del mundo, situándose por delante de la campeona del mundo Rogowska que había dejado el listón en los 4,76.

Me vino entonces a la mente una cita que he podido leer recientemente en el libro "Entrenar el éxito" del exseleccionador nacional de baloncesto, Pepu Hernández. La misma, que a su vez está extraída de un informe del Club de Emprededores de la Universidad de Navarra, dice: "Los grandes deportistas, a diferencia de muchos empresarios, entienden el fracaso como parte de su trabajo. Desarrollan la capacidad de levantarse de sus fracasos y mirar adelante. No se dejan paralizar y tienen facilidad para encontrar la parte positiva".

En el día a día, debido a mi profesión, tengo ocasión de hablar en profundidad sobre la situación económica y financiera actual con empresarios y trabajadores de diversos sectores económicos. Muchos de ellos se encuentran en situaciones complicadas. Me he encontrado con personas abatidas, personas que han interiorizado lo que les sucede o la situación en la que se encuentran como un fracaso personal. Están bloqueados y gastan excesivo tiempo culpando a unos y a otros de todos los males, sin darse cuenta que están perdiendo un magnífico tiempo que se podría canalizar en la búsqueda de soluciones.


Esta misma manera de actuar podría hacerla extensiva a compañeros de profesión, e incluso por no hablar solamente de terceras personas, podría aplicármela a mí mismo.

Verdaderamente ante situaciones que nos sobrepasan o que percibimos como amenaza o fracaso nos bloqueamos, entramos en un circulo que no nos permite mirar al futuro con claridad. Nos envuelve el pesimismo impidiéndonos extraer lo positivo de la situación que nos posibilite seguir desarrollándonos y creciendo. No entendemos como parte de nuestro trabajo el fracaso, no buscando en la adversidad la oportunidad, sino el desconsuelo, el lamento y los culpables.

CUANTO TENEMOS QUE APRENDER DE ISINBAYEVA.

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