jueves, 27 de agosto de 2009

TRIATLETAS; UN EJEMPLO DE SUPERACIÓN

6:30 de la tarde de un día cualquiera del mes de agosto. El sol castiga con fuerza a todo aquel que pretenda desafiarle y el asfalto engulle sin contemplación a quien pretenda deslizarse sobre su espalda. En la lejanía, tras una cortina de humeante calor que emana de la solitaria carretera, se difumina la silueta de un grupo de ciclistas.

7:00 de la tarde de otro día cualquiera del mes de agosto. Junto a la playa del puerto de Portman un grupo de personas ataviadas con pantalón corto, gorra, gafas de sol y una bidonera de agua a su espalda, se disponen a realizar corriendo la distancia que dista desde este punto de partida hasta lo alto del monte de la batería de "Cenizas" con su vuelta incluida. El calor todavía aprieta, el polvo del camino se levanta a cada pisada de cada uno de los componentes del grupo, que ya en faena, circulan en fila de a uno adoptando en la distancia una imagen serpenteante. Las chicharras, sorprendidas y bien amparadas a la sombra de una de las muchas piedras de la calzada romana, contemplan atónitas el espectáculo.

5:00 de la tarde y todavía estamos en Agosto, como dice Pau Donés en su canción. Otros tantos "locos", yo creo que son los mismos que he visto en las otras dos tardes, se ubican en el mismo puerto de Portman. Ahora portan bañador, gorro para el agua y gafas. Resulta que dicen que van a nadar y no se han dado cuenta que en la dirección que señalan como línea de entrenamiento se ubican plácidamente, deseosas de picar a todo aquel que ose molestar, un agradable banco de medusas. Dicen que les tienen más miedo a los veraneantes que a la picadura de esos celentéreos. Pero bueno, valientes ellos se meten en el agua y a nadar.

Que tienen en común estas tres situaciones, evidentemente a sus protagonistas. Sí, son triatletas. Ellos son así, disfrutan con pasión su deporte, viven con ilusión la vida deseosos de participar y compartir experiencias vitales, llevando algunas veces la resistencia del cuerpo humano a límites insospechados.

Resulta digno de admiración ver la capacidad de sacrificio y lucha que han desarrollado estos deportistas. Entrenan duramente sin importarle demasiado ni condiciones climatológicas ni día de la semana. Hay días, y de eso doy fe, que te duelen las piernas y a cada pedalada que das los cuadriceps te hierven, pero ellos vuelven a montarse en la bicicleta. Otros días aparece el cansancio mental y cae la motivación con la que afrontar el entrenamiento diario, pero se calzan las zapatillas y salen a correr. Otros días "sacrifican" un partidito de padel o un heladito en el chiringuito de la playa con los amigos porque tienen que nadar en la piscina 3.000 metros.

A pesar de todo ellos están ahí, buscando el aliento y el apoyo diario de los unos en los otros, intentando encontrar en la próxima prueba deportiva una justificación a su esfuerzo, compartiendo las experiencias, las alegrías, las sensaciones,.... cualquier resquicio que les mantenga viva la motivación y la ilusión por lo que hacen.

Como mencioné en mi entrada anterior, desde que dejé el baloncesto empecé a introducirme deportivamente en el mundo de las carreras. Una cosa llevó a la otra, y cuando me vine a dar cuenta estaba montado en una bicicleta de carretera y ya me había comprado un bañador de esos ajustaditos para comenzar a practicar en la piscina. Me comentaron que el bañador debía ser ajustado porque favorecía la aerodinámica y el deslizamiento sobre el agua, pero he de reconocer que la cuestión del deslizamiento y sus ventajas como que aún no las noto mucho, y eso que el bañador aprieta un ratito.

Volviendo a los protagonistas y gracias a que me han permitido poder compartir algunas de estas historias junto a ellos, he podido comprobar realmente las capacidades y valores que se han de tener para poder practicar un deporte de la dureza del triatlón.

Siendo sincero, lo que es deportivamente todavía estoy en la fase de inicio, y estar a la altura como que todavía me falta mucho. Pero lo que si he aprendido rápidamente de estos deportistas y he absorbido, yo creo que hasta con avaricia, es todo lo que conlleva la practica de este deporte más allá del esfuerzo físico, que indudablemente me está deparando sensaciones y experiencias muy gratificantes.

No pretendo hacer una disección minuciosa de todas las ventajas e inconvenientes que ofrece el triatlón, pero si ensalzar lo que he podido aprender hasta el momento de este deporte y de sus practicantes, así como de las aplicaciones que pueden tener en el día a día.

Mantener la ilusión en la vida por las cosas. Ser honesto y consecuente con las decisiones, no abandonando ante la adversidad. Que todo lo que realizamos en la vida, independientemente de su ámbito personal o profesional tiene un objetivo, una meta. Hay que planificar el recorrido, disfrutar con él, ser constante y no decaer en la lucha. Que la humildad y las ganas de aprender tienen que ir por delante y no pueden faltar nunca. Hay que ser mentalmente fuerte, y en los momentos en los que no encuentras el sentido a las cosas y estas se complican, hay que apoyarse en los compañeros, abrir los oídos y los ojos y aprender de sus vivencias y de sus consejos.

Y además de todo lo anteriormente indicado, estoy conociendo a grandes personas y disfrutando de rincones y paisajes estupendos de la zona donde resido y que hasta ahora desconocía.

¿Qué más se puede pedir?.



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