domingo, 18 de abril de 2010

UN GRAN DÍA

Eran las 8:10 de la mañana cuando, en un ambiente festivo, se daba la salida a la "1ª Ruta de Las Fortalezas" para los 2.000 participantes.

El tiempo era estupendo ya que no había previsión de que el sol hiciera acto de presencia en todo el día, siendo la temperatura muy agradable.

Con mucha precaución y con un ritmo conservador afronté el inicio de la carrera y las primeras subidas al Castillo de San Julián, La Concepción, Batería Fajardo y Castillo Galeras. Las piernas iban de maravilla y las sensaciones eran muy buenas. El ritmo era el adecuado, mentalmente también estaba bien y ya habían transcurrido 29 km.

Tras el paso por el puesto de comida fría, apenas tomé medio sandwich, comenzaba lo duro, la subida al Castillo Atalaya. A partir de este momento se endureció, y de que manera, la carrera.

Las piernas empezaron a ponerse pesadas, comenzaron a doler los cuadriceps y algún pequeño tirón quiso hacer acto de presencia. Tuve que tirar de mente y concentrarme. Sabía que ese momento llegaría y entonces la cabeza tendría que ser más fuerte que el cuerpo. Aguanté, no puse pie a tierra y a paso lento continué corriendo. Me dolían cada vez más las piernas y un tirón me hizo pararme a estirar.

Pero a pesar de todo continué corriendo, km 37, km 40, km 42, vamos, solo quedan 8 y ya se habrá acabado. Pero llegamos al fatídico km 43. Un tropezón hizo que todo lo que llevaban acumulado mis piernas salieran de pronto. Un tirón en ambas piernas las bloqueó por completo, desde tobillos hasta cuadriceps. Me tuve que dejar caer e intentar pasar el dolor lo mejor posible." Chechu, no puede ser, tienes que seguir. Relájate, estira y pon pie en tierra y poco a poco a subir la última batería" (Roldan 470 metros de altitud).

Con mucho cuidado y trotando ligeramente llegué al inicio de la subida. Solo llevaba 20 metros de ascensión cuando nuevamente las piernas se pararon. ¡No, otra vez no!. Que dolor, como siga tirando así el gemelo se va a romper. Tras este segundo trance continué, pero no habían transcurrido ni 50 metros cuando nuevamente volví a caer. Este era el fin, no podía. Me quedaban 300 metros de ascensión y cada vez aquello se ponía peor. Ahora algún grito alentó a los militares. Me miraban como diciendo; "es fácil, levanta la mano y todo habrá acabado, te retiras y nosotros vamos a por ti". Juro que falto un segundo para levantar la mano, pero entonces pensé, "eso es lo fácil, retirarse. ¿Eso es lo que quieres?, ¿has entrenado para llegar ahora y abandonar?. En la vida no hay nada fácil, hay muchos momentos duros y no por eso arrojas la toalla a la primera, tienes que luchar, tienes que levantarte y continuar, has puesto mucha ilusión en esta carrera y en acabarla,....vamos, vamos". Y así, paso a paso pude avanzar y coronar la cima para emprender la última bajada. Ya estaba a menos de 5 km.

Un militar a lo lejos. "¿Cuanto queda?", le grito. "Algo más de 1 km". ¡Bien! ya está, sigue trotando, ya estás llegando. A lo lejos veo a dos personas gritándome. ¡¡Son mis dos hermanos!!, que alegría. El último kilómetro fue lo mejor, con un hermano a cada lado que me acompañaron en mi torpe correr hasta la meta donde también estaba mi cuñada Marina. Había pasado una última hora y media larguísima, pero había merecido la pena. Tuve que hacer un esfuerzo para que no se saltaran las lágrimas pero ahí estaba, abrazándome a mis hermanos.

Al final 6 horas y 31 minutos, puesto 264. No está mal ya que tenía previsto realizarlo en 7 horas.

Pero más allá del tiempo empleado, la lectura importante que obtuve del día fue que en la vida, hagas lo que hagas, no puedes abandonar al primer inconveniente que surja, que todo pasa y con tenacidad, constancia y lucha se pueden conseguir tus metas y objetivos.

Mi mujer Carmen, una gran luchadora, también se demostró que podía, y ante los problemas físicos que tuvo durante toda la prueba se sobrepuso para finalizar en 10 horas y 3 minutos en el puesto 1.035. Enhorabuena.

No puedo acabar sin dar mi felicitación a la "Escuela de Infantería de Marina General Albacete y Fuster" por la magnífica organización.

Ya estoy pensando en el siguiente reto.