¿Alguna vez has
llegado a casa después de un día de trabajo con la sensación de no haber podido
hacer nada de lo que te habías propuesto?, ¿de haber desperdiciado una gran
cantidad de tiempo en una determinada tarea?, ¿de haber pospuesto nuevamente
tareas que, solo en pensar en ellas entra pánico?.
Necesito
más tiempo.
Deseo
disfrutar más de la vida. Estoy siempre corriendo. Nunca tengo tiempo para mí.
No
existe equilibrio entre mi vida privada y la laboral.
Estoy
muy estresado.
Hay
mucho que hacer y todo es importante.
Puede
ser que estas u otras afirmaciones similares las hayas dicho alguna vez. Cada
uno de nosotros damos un valor distinto al tiempo y empleamos el mismo como
creemos conveniente, o en la medida que nuestras inevitables obligaciones nos
lo permiten. Lo que es incuestionable es que todos tenemos el mismo a lo largo
del día, no más de 24 horas. En este sentido, el tiempo es el recurso más
justo, todos disponemos del mismo, no discrimina por razón de edad, sexo, raza
o condición económica y social.
Si
todos tenemos el mismo tiempo, ¿cuál es el motivo por el que unos pasan la vida
corriendo de un lado para otro para no llegar a ninguna parte y otras personas
son capaces de tener éxito profesional y mantener una vida equilibrada?.
Puede ser que el tema
nos preocupe tanto que hayamos asistido a charlas y cursos para recibir
indicaciones de cómo gestionar el tiempo. Incluso hayamos adquirido libros en
los que leemos con entusiasmo las herramientas necesarias para administrar y
planificar ese tiempo. Compramos la agenda, instalamos la última app en nuestro
dispositivo móvil. Bien equipados con nuestros conocimientos y herramientas
llega el 31 de diciembre y cargamos nuestra mochila de buenos propósitos
personales y profesionales. ¿Qué es lo que sucede para que todo se vuelva a
desmoronar una vez más?. ¿Qué ha fallado si he aplicado toda la información
aprendida sobre gestión del tiempo?.
La
gestión del tiempo es un tema complejo que requiere de unos conocimientos
básicos, disciplina, constancia y sobre todo una continua reflexión para poder
tomar decisiones. Conociendo de tal importancia y de la preocupación que
suscita será un asunto que voy a tratar a lo largo de varios artículos con el
fin de aportar ideas que puedan ayudar a reflexionar y tomar decisiones.
El tiempo es el bien
más preciado que poseemos, nuestra principal tarea es sacar el máximo provecho
del mismo. Aunque tengamos la sensación de que no tenemos suficiente
disponemos, mientras vivimos, de todo el tiempo que existe. Podríamos quejarnos
de cómo y en qué lo utilizamos, pero no de tenerlo. Utilizamos nuestro tiempo
según los conceptos que tenemos sobre él, en función de nuestros hábitos y del
valor que cada uno le damos en cada momento.
¿Por qué es un
recurso tan valioso?.
El tiempo es un bien
muy escaso, no lo podemos comprar, tampoco es algo que podemos ahorrar o almacenar, no lo podemos incrementar,
es constante y es inexorable.
La mayoría de
nosotros solemos perder en torno a 3 horas al día. El motivo de esta pérdida es
debida a causa de hábitos inadecuados, trabajo realizado negligentemente,
tareas que desarrollamos con una perfección innecesaria. Hemos empleado mal el
tiempo porque hemos olvidado nuestros objetivos, prioridades, no hemos
planificado y sobre todo no hemos diferenciado adecuadamente lo importante de lo urgente, dando en la mayoría de las ocasiones prioridad a esto
último.
Esta dualidad entre
lo importante y lo urgente es la responsable de nuestra sensación de estar
perdiendo el tiempo ante la realización de determinadas tareas, trabajos o
actividades. Perder el tiempo significa hacer algo que es menos importante que
otra cosa que se pudiera hacer en su lugar. La importancia está determinada por
los objetivos.
Para poder gestionar
adecuadamente el tiempo debemos responder continuamente a la pregunta ¿cuál es
la mejor manera de usar este minuto?, y de ello nos ocuparemos en los
siguientes artículos.
Why Not Try?
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