lunes, 4 de abril de 2011

EL DIA QUE DISFRUTE UNA CARRERA

Habían transcurrido 5 horas y 44 minutos desde el comienzo de la carrera y estaba cruzando la línea de meta. Era una sensación extraña, no había ganado pero desde el interior me salió un gesto de victoria y de rabia, había concluido sin tirones y disfrutando durante todo el recorrido como nunca lo había hecho.

Con el sonido de la bocina de un barco, a las 8 en punto de la mañana se dio la salida a la II Ruta de las Fortalezas. Nos poníamos en marcha los 2.600 corredores con la mochila cargada de ilusión y de retos personales para completar un recorrido de 51 km. Pronto se alargó la enorme serpiente multicolor. Toni y yo comenzábamos nuestros primeros pasos con dificultad entre la multitud mientras Laureano tomaba una pequeña distancia sorteando a los distintos participantes. Me había propuesto ser bastante conservador e intentar llegar en las mejores condiciones físicas al monte Roldán. Comí en todos los avituallamientos, me hidraté constantemente y estiré cada vez que pude. Se preveía un día caluroso que favorecería la deshidratación y la aparición de los calambres. Aún así Toni tenía que recordarme que aguantara el ritmo. Subimos el primer monte (Calvario) sin prácticamente darnos cuenta. Corríamos todo lo que podíamos en las subidas y aguantábamos en las bajadas. Llevábamos un buen ritmo y nos dirigíamos hacia la parte central del recorrido (km 25).

Es en este tramo cuando comenzó a torcerse la aventura. Toni tenía problemas en su cadera, y un pinchazo en la parte posterior del muslo hacía saltar la alarma. Aminoramos la marcha e incluso dimos algunos pasos intentando recuperar un poco. Con esta dificultad negociamos los dos montes centrales (Saavedra Fajardo y Galeras),pero la situación no mejoraba y nos encaminábamos a afrontar la parte más dura del recorrido (Atalayas y Roldán). Personalmente estaba sorprendido, iba bien, no me dolían las piernas y los pulmones funcionaban de maravilla. Pero tampoco podía perder la cabeza y arriesgar apretando el ritmo, además había que intentar recuperar a Toni. Subimos Tentegorra intercalando momentos corriendo con momentos andando, pero la situación era irreversible. Al llegar a lo alto de Tentegorra (km 42) le comenté a mi compañero de batalla que no sabía bien si yo llegaría muy lejos, pero iba subir el ritmo para afrontar el final de la carrera. Quizás estaba forzando y lo pagaría caro pero me encontraba muy bien, nunca me había sucedido esto y quería probarlo. Me dolió mucho tomar esta decisión y se que no hice lo correcto pero necesitaba quitarme la espina del año anterior y darme la respuesta de saber si era capaz de hacerlo.

Las piernas funcionaron de maravilla y comencé a pasar a corredores, que ya a estas alturas caminaban. Subía a buen ritmo y pronto llegué al mirador para afrontar la dura subida a Roldán. Esta la realicé andando y aún así continuaba pasando a corredores. Una vez coronada la cima me lance en la bajada si percatarme que las fuerzas estaban justas, tal fue que, en un descuido tropecé y di con todo mi cuerpo en el suelo. Eran mas las ganas de acabar que las magulladuras sufridas en rodilla, codo y manos. Todo daba igual, ya estaba hecho y con fuerza entré en meta. Al final 5 horas 44 minutos para acabar en el puesto 77. POR FIN DISFRUTÉ UNA CARRERA.

Toni entró como un campeón y dando una lección de pundonor en 6 horas y 4 minutos para finalizar en el puesto 120.

Mi hermano Laureano, que está hecho una mala bestia, finalizó en 5 hora y 26 minutos en el puesto 42.

No puedo olvidarme de mi campeona, de mi mujer Carmen, ella también se quitó la espina del año pasado y del sufrimiento que pasó. Bajó su tiempo en 45 minutos para finalizar en 9 horas y 18 minutos, disfrutando la carrera y entrando con una sonrisa. Me alegré mucho por ella porque ha entrenado duro y por fin se lo merecía.

Por último agradecer a mi otro hermano (Javier) y Elena su apoyo y ánimo durante todo el recorrido. Cuando nos faltaba el aliento allí que los veíamos gritando, animando, arropándonos. Que importante fue verlos durante todo el recorrido, fueron un pulmón de energía que no nos abandonó hasta que finalizamos. Mucha Gracias.

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